sábado, 23 de febrero de 2008

El Puente (Franz Kafka)


Yo era rígido y frío, yo estaba tendido sobre un precipicio; yo era un puente. En un extremo estaban las puntas de los pies; al otro, las manos, aferradas; en el cieno quebradizo clavé los dientes, afirmándome. Los faldones de mi chaqueta flameaban a mis costados. En la profundidad rumoreaba el helado arroyo de las truchas. Ningún turista se animaba hasta estas alturas intransitables, el puente no figuraba aún en ningún mapa. Así yo yacía y esperaba; debía esperar. Todo puente que se haya construido alguna vez, puede dejar de ser puente sin derrumbarse.
Fue una vez hacia el atardecer -no sé si el primero y el milésimo-, mis pensamientos siempre estaban confusos, giraban siempre en redondo; hacia ese atardecer de verano; cuando el arroyo murmuraba oscuramente, escuché el paso de un hombre. A mí, a mí. Estírate puente, ponte en estado, viga sin barandales, sostén al que te ha sido confiado. Nivela imperceptiblemente la inseguridad de su paso; si se tambalea, date a conocer y, como un dios de la montaña, ponlo en tierra firme.
Llegó y me golpeteó con la punta metálica de su bastón, luego alzó con ella los faldones de mi casaca y los acomodó sobre mí. La punta del bastón hurgó entre mis cabellos enmarañados y la mantuvo un largo rato ahí, mientras miraba probablemente con ojos salvajes a su alrededor. Fue entonces -yo soñaba tras él sobre montañas y valles- que saltó, cayendo con ambos pies en mitad de mi cuerpo. Me estremecí en medio de un salvaje dolor, ignorante de lo que pasaba. ¿Quién era? ¿Un niño? ¿Un sueño? ¿Un salteador de caminos? ¿Un suicida? ¿Un tentador? ¿Un destructor? Me volví para poder verlo. ¡El puente se da vuelta! No había terminado de volverme, cuando ya me precipitaba, me precipitaba y ya estaba desgarrado y ensartado en los puntiagudos guijarros que siempre me habían mirado tan apaciblemente desde el agua veloz.

Franz Kafka

The Beekeeper

Tori learned more about beekeeping from Simon Buxton's The Shamanic Way of the Bee: Ancient Wisdom and Healing Practices of the Bee Masters. In it, Buxton describes initiation rituals that were used to guide aspiring beekeepers. "He began to understand the balance between nature itself, and that the bees were holding this sacred space of sexuality, procreation that goes on in the garden. Reading the bee master's account, I began to see the beekeeper as this creative force, this neutral force in our story." Not a force to be worshiped or obeyed, mind, but one whose guidance is meant only to illuminate, to inform, to recognize the interlocking importance of all the players in the cycle of life.


http://www.yessaid.com/toriamos.html
Traducción:
Tori aprendió más sobre apicultura de "El Camino Shamánico de la Abeja de Simon Buxton: Sabiduría Antigua y Prácticas de Sanación de los Maestros de Abejas". Allí, Buxton describe rituales iniciáticos que eran usados para guiar a los aspirantes a apicultores. "El comenzó a entender el balance entre la naturaleza en sí misma, y que las abejas estaban sosteniendo este espacio sagrado de sexualidad, procreación que continúa en el jardín. Leyendo la historia del Maestro de las Abejas, comencé a ver al apicultor (The Beekeeper) como esta fuerza creadora, esta fuerza neutral en nuestra historia." No una fuerza para adorar u obedecer, pero sí una cuya guía está destinada sólo para iluminar, informar, reconocer la importancia entrelazadora de todos los jugadores en el ciclo de la vida.
The Beekeeper